19/7/09

"Me es muy difícil prestarle atención a mi entorno porque nada ageno a mí parece importarme", En esto pensaba cuando lo ví al querido personaje que aquí concierne. Tradicionalmente Hippie, vestido como uno de esos chicos que hacen malabares en los semáforos. Me interesó sólo un poco... su ropa, su pelo largo, sus piernas que marcaban un compás que parecía llevar en su cabeza. Lo miré un poco... pero no lo suficiente. Retomé mis pensamientos bruscamente. "Nada me importa, nadie en toda la estación de tren me llama la atención."
Fue entonces cuando lo ví a él revoleando los brazos como en una danza tribal y toda una escena se desplegó a mi deleite:
El Hippie no bailaba sólo. Frente a él, con las vías del tren de por medio, había otro chicos que también bailaba. Se hacían morisquetas. Uno levantaba las manos y, como en un espejo, el otro también. Uno lanzaba una bola de materia cósmica por el aire y el otro la agarraba, la devolvía, la palpaba.
Con la llegada del tren, el hippie se quedó sin compañero de baile. No pareció desanimarse porque empezó a aplaudir rítmicamente. Una chica se le sumó y yo miré atónita. Aquí es cuando él y yo cruzamos miradas por primera vez. Me incitó a aplaudir, a unirme. Yo quería pero me ruboricé y bajé la mirada mientras negaba con la cabeza.
¿Por qué no aplaudí?

3 comentarios:

  1. esos impulsos..
    que despues nos arrepentimos.

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  2. Si... yo estaba pensando en un rítmo que encajara con el que él estaba haciendo y aún así me inhibí.

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  3. por suerte,el tren siempre vuelve.

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