7/8/09

Maldito amado humo que la confundía tanto como la enclarecía ¿Qué haría ella sin tus fulminantes revelaciones?
Su atención divagó hasta posarse en los uniformes azules que tomaban la forma de sus compañeros de colegio. Había decidido dejar la escuela esa misma mañana. Esperaría paciente el momento de llegar a su casa y comunicárselo a su madre. Mientras tanto, allí estaba. Rodeada de uniformes azules y de risas lejanas.
Mentalmente se despidió de cada uno de los jóvenes azulados. Sus recuerdos siempre estarían guardados melancólicamente en su corazón. No tenía planes de verlos a la brevedad y sintió que, aunque la decisión fuera en busca de su felicidad, debía entristecerse aunque sea un poco.
Ella hizo un último intento de darse a conocer frente a esas personas a las que tanto les escondió. Compartir la rutina con ellos había sido despreciable. Si supiera cómo, suprimiría el impulso de que cada uno de sus adorables rostros le recordara la tediosa tarea de fingir sonrisas.
Se miró en el espejo para reconocerse. Le dio ternura ver su porte azul: la pollera asimétrica y maltratada que además le quedaba larguísima. Los zapatos desatados y rotos. La chomba enorme, metida dentro de la pollera para que no sobresaliera por debajo del sweater más de lo debido. Este último ni siquiera era del uniforme reglamentario y tenía un agujero en el codo. La respuesta de por qué jamás le había importado lucirse en la escuela era obvia.
Habló con soberbia para convencerse de que estaba tomando la decisión correcta. “en busca de la felicidad”, se dijo y lo comunicó a los ojos expectantes que la rodeaban. Siempre se había reprimido por miedo a que notaran su indiferencia, su desinterés hacia ellos y lo que representaba. Los amaba por ser tan humildes. Sus ambiciones rara vez salían de su barrio. Ella intentó llenarles la cabeza de preguntas. Se aprovechó de la magia y confusión del humo para meterlos en su mundo.
Desplegó preguntas y respuestas, maduras en su mente, ante sus ingenuos amigos.
¡Qué delicia!, alejada de la simpleza, buscadora de sueños rotos e inseguridades nuevas.
No estaba pensando en ellos. No intentaba comunicarse y no esperaba que la entendieran. Quería mostrarse, desplegarse. Desnuda y solitaria, esa era su manera egoísta de decir “adiós mundo cruel”.
Aunque sus teorías fueran apreciables y palpables para todo aquel que la escuchara, poco podrían realmente entender que quería decir cuando hablaba de magia cósmica y de todas sus locuras que bien sabían fundamentar su estilo de vida. Ella realmente entendía y quería creer que sabía.
No se desilucionó al notar que era imposible. Ojalá pudiera sacarse los lentes y mostrarles como veía al mundo…

4 comentarios:

  1. t, muy bueno tu blog. me gustó mucho soñé con vos
    sobre todo era verano y yo estaba enamorada.

    btw, soy de ba, capital. vos también no?

    acá quedó ahora la referencia a mis escritos! nos estamos leyendo. un beso.

    ah la fotografia...!

    d.

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  2. Suerte que era verano, porque dejame decirte que esa misma situación con el fresquito de ahora es casi insostenible.

    Por suerte, casi.



    Muy entretenido, che. Un beso.

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  3. me encanta como escribis.
    Qué pasó después de eso ?

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  4. Me gustó mucho.
    Y me resulta tanfacil verme reflejada en ese tipo de situaciones...

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